Maison Brummell Majorelle: el impresionante nuevo hotel de Christian Schallert

Christian Schallert es un creativo y emprendedor nato. Un tipo inteligente, curioso, vivaz, multifacético, persistente, resiliente y con una visión muy clara sobre lo que quiere hacer. Él es el creador de la marca Hotel Brummell, que por el momento está formada por los siguientes proyectos: Hotel Brummell en Barcelona, que es uno de nuestros favoritos; Mas Sant Marc en Puigcerdà y ahora Maison Brummell Majorelle en Marrakech.
En esta ocasión, Christian se ha vuelto a rodear de mucho talento y ha contado con la arquitecta neozelandesa Bergendy Cooke y el arquitecto marroquí Amine Abouraoui. Juntos han creado un lugar de ensueño sin parangón, cuya piel rosa muta con cada momento del día, y que ya se ha convertido en un emblema de esta increíble ciudad.


Un perfecto equilibrio entre espectacularidad, sofisticación, modernidad y calidez
Maison Brummell Majorelle se construyó desde cero y el resultado, tras tres años de trabajo, es esta excepcional joya arquitectónica. Un lugar que transmite mucha paz, gracias al conjunto armónico de detalles formado por piezas de diseño como las sillas de Egon Eierman o las míticas lámparas de papel de Ingo Maurer; los textiles de SantaLiving y Laurence (LRNCE); el mobiliario hecho a medida por Maison Nicole y, por supuesto, obras artísticas que convierten a este hermoso lugar en una auténtica galería de arte.
Este alojamiento es un sueño para los amantes de la arquitectura
Su estética contemporánea y su diseño disruptivo, debido a sus arcos de medio punto invertidos con los que consigue una geometría única e inesperada, se complementan con elementos y materiales locales. Como por ejemplo el tadelakt, que combina muy bien con los suelos de terrazo fabricados in situ o la cocina marroquí clásica que hicieron a medida en la planta baja del hotel, y desde la cual preparan deliciosos desayunos, comidas y cenas.
Sin exagerar, podemos asegurar que éste es uno de nuestros hotspots favoritos para comer en Marrakech. Y es que además de estar riquísimos, se pueden disfrutar tanto en el bonito comedor color terracota como en la mesa comunal del patio, junto a la fuente dorada, rodeados de palmeras y con el sonido de los pajaritos de fondo. Imbatible.
Maison Brummell Majorelle tiene todo lo necesario para que nos sintamos mejor que en casa
Maison Brummell Majorelle cuenta con una sala muy acogedora de paredes y techo en color carbón, con chimenea, libros, revistas y numerosos sofás modulares. Junto a la misma hay un hammam con sala de masajes, baño de vapor y piscina climatizada, que es ideal para desconectar del ajetreo de la Medina. En este mismo nivel está el salón, el honesty bar, que es un concepto que está presente en los tres hoteles de Schallert, y la piscina, ideal para hacerse unos largos o estar en modo chill por sus alrededores. En el nivel superior, desde el que se accede desde la calle, está el lobby, la tienda, donde se pueden comprar productos locales curated by Christian Schallert, y algunas habitaciones. Y en la planta de arriba se encuentran el resto de dormitorios. Un total de 8 para 16 huéspedes, que son muy amplios, cómodos (sobre todo sus camas) y que cuentan con muchos detalles que convierten la estancia en inolvidable.
A dos pasos de los Jardines Majorelle
Asimismo, otro aspecto que le otorga una personalidad única es su ubicación. Y es que Maison Brummell Majorelle está en la calle paralela de la Rue Yves Saint Laurent, y eso hace que tenga vistas a los famosos Jardines Majorelle. Aunque está fuera de la Medina (concretamente a tan solo 10 minutos en taxi) se encuentra en un barrio tranquilo rodeado de villas residenciales y muy cerca de la «nueva» zona de moda llamada Gueliz, que a nosotros nos encantó. Aquí están los mejores restaurantes, galerías de arte muy interesantes y algunas tiendas increíbles como Norya Ayron para comprar kaftanes, Lalla para bolsos o la tienda Some Slow Concept.
Además de vivir la experiencia, charlamos de nuevo con Christian Schallert sobre este nuevo proyecto en esta vibrante ciudad. Pasen y lean.
¿Cuándo surgió el proyecto de Maison Brummell y por qué en Marrakech?
Mi primer viaje a Marrakech fue en 2005 y con un grupo de amigos. Fue inolvidable.
En realidad fue el viaje de bodas de mis mejores amigos. La boda civil se celebró en la Plaza del Duque de Medinaceli en Barcelona, y desde allí nos fuimos al aeropuerto con nuestras mochilas rumbo a Marrakech. Alquilamos un Riad entero para nosotros y la verdad es que fue realmente alucinante.
“La primera vez que visité Marrakech me enamoró inmediatamente. Está tan cerca de Barcelona, pero a la vez es tan diferente…”
Un par de años después, mientras trabajaba como fotógrafo para una empresa de coches que organizaba viajes a Marruecos, tuve la suerte de participar en esos tours que siempre terminaban con divertidas cenas y fiestas en Marrakech. Aquellas experiencias tan gratificantes me hicieron pensar que si algún día decidía expandir mi marca, Hotel Brummell, tenía que ser en esta ciudad.
Esta misma idea volvió a surgir en 2018, cuando vi claramente el potencial de poder expandir mi marca así como las infinitas oportunidades que ofrece Marrakech.
¿Cuál es tu vinculación con esta ciudad?
“Siempre me ha atraído lo diferente, lo sorprendente, lo difícil. Marrakech tiene todo esto y más.”
Antes de involucrarme seriamente en este proyecto iba mucho a la India y a Sri Lanka. Soy adicto a los choques culturales, a la gente de todos los colores y a las personas que tienen diferentes puntos de vista sobre la vida.
“Crecí junto a Heidiland, en Austria, y lo convencional siempre me ha aburrido mucho.”
Quizás por eso, Marrakech representa para mí un destino siempre lleno de sorpresas y que obviamente implica grandes retos a nivel profesional.
Una de las cosas que caracterizan a tus proyectos es que te involucras en todas sus fases. Es decir, desde la conceptualización hasta el diseño de interiores pasando por la curaduría de todos los detalles, entre muchas otras cosas. ¿Qué recuerdas de este último proyecto? Y ¿cuál fue el proceso creativo que llevaste a cabo junto a la arquitecta Bergendy Cooke?
Esto es muy cierto. Una vez decido emprender un proyecto, doy el 100%, ya que ante todo defino muy bien cuál es mi objetivo. El viaje hacia una meta comporta miles de obstáculos, pero yo tengo mucha determinación y nunca pierdo de vista mi objetivo.
Probablemente lo que más me vincula con el nombre del personaje en el que se inspira mi marca, Lord Brian Brummell, no es que fuese un auténtico dandi (algo que yo no soy), sino que estaba obsesionado con los detalles. Y de lo que me he dado cuenta es que lo bueno de hacerme mayor es que después de 20 años viviendo en Barcelona y viajando por el mundo he aprendido mucho y he educado a mis ojos y a mis gustos.
Colaboro con gente con mucho talento porque sé que en su campo son mejores que yo. Pero creo que hago buenos briefings y que tengo criterio sobre lo que me gusta y lo que no.
También me acuerdo de cuando colegas del sector hotelero me sugirieron traspasar un hotel ya existente, a pesar de que yo tenía muy claro que no quería centrarme tanto en el business plan como en cumplir un sueño.
“Tuve muy claro que quería construir algo nuevo y pequeño, con pocas habitaciones, pero centrado en la arquitectura y los interiores hechos a medida.”
Bergendy Cooke me presentó su proyecto en una presentación hecha a mano con cartón y elementos dorados. La presentación mostraba imágenes místicas de túneles curvos de color hueso y aberturas arqueadas salvajes, un juego constante con la luz y la sombra. Lo puso todo en una caja realmente bonita y enseguida consiguió el trabajo.
Bergendy no sólo es una persona con mucho estilo, sino que ha trabajado para grandes nombres como Zaha Hadid y ha participado en el diseño de las tiendas Chanel para Peter Marino.
La verdad es que han sido 3 años muy locos en la creación de Maison Brummell y Bergendy ha sido maravillosa y ha estado muy implicada durante todo este tiempo.
Una de las cosas que más destacan de la arquitectura de Maison Brummell son los arcos invertidos. ¿Cómo surgió esta idea tan extraordinaria que le aporta una idiosincrasia incomparable no solo en Marrakech sino más allá?
Aún colecciono todos esos garabatos a lápiz que Bergendy me iba presentando para el look and feel. Las fachadas de la casa cambiaron, pero el juego con los arcos estuvo ahí desde el principio.
Siempre me ha gustado visitar a Bergendy en su despacho junto al Arco del Triunfo de Barcelona. A ella le gusta jugar mucho con maquetas de papel y eso me ayudó a entender el futuro edificio y las ideas que ella tenía en mente.
“La primera vez que presentamos el proyecto al ayuntamiento lo rechazaron, porque creían que los arcos invertidos iban en contra de su religión y del lenguaje arquitectónico de la ciudad.”
Nos costó mucho convencerlos, pero lo logramos gracias a la ayuda de nuestro arquitecto local, Amine Abouraoui.
¿Qué otros aspectos destacarías de este proyecto en términos de arquitectura e interiorismo?
Curiosamente, los trabajadores que estuvieron construyendo el edificio estaban constantemente sorprendidos ya que nada era convencional, y eso implicó que para hacer muchas cosas tuviesen que inventárselas.
Entre las cosas que más me gustan, destacaría la fachada que da a la calle, ya que tuvimos que hacerla varias veces porque no fue fácil encontrar la manera de crear estos moldes curvados tan característicos. Por otro lado, también me encanta como han quedado las 2 entradas amplias con forma de túnel.
La verdad es que este edificio aporta mucha paz, porque prácticamente todas las esquinas están curvadas.
“Esta casa está muy integrada y se adapta muy bien al barrio, a la calle, a Marrakech y a Marruecos.”
Hemos trabajado con gente local, con artesanos y con materiales de esta región. Solo hemos importado algunas lámparas y algunas piezas de mobiliario.
Pero el resto de los interiores es todo «bespoke», ha sido dibujado teniendo en cuenta hasta el más pequeño detalle y se ha producido en Marrakech.
Otro de los valores diferenciales de Maison Brummell es su ubicación, ya que colinda directamente con los jardines de la casa de Yves Saint Laurent, y está junto a Gueliz, un barrio que está en constante transformación y donde hay muchas galerías, restaurantes y un ambiente muy interesante. ¿Qué puedes contarnos al respecto?
Siempre me ha atraído Gueliz por todo lo que comentas. No se ve enseguida que es cool o interesante. De hecho, puede parecer incluso feo. Pero me encanta porque hay que saber a dónde ir, y cuando lo sabes… sorprende mucho.
En mi plan de expansión de Brummell primero estuve buscando un lugar en este barrio, pero en cuanto un amigo me mandó un email con la ficha del terreno en Majorelle, sentí un flechazo a primera vista. No podía creerme que estuviese disponible esta ubicación en esta calle tan bonita, justo colindando con el Jardin Majorelle y que el vecino directo fuese la famosa Villa Oasis, donde vivía Yves Saint Laurent con Pierre Bergé. ¡Un sueño!
Maison Majorelle tiene diferentes espacios y zonas comunes además de sus 8 habitaciones. ¿Tuviste claro desde un inicio que ésta sería la distribución? ¿Ha habido algo que se te haya resistido o que haya mutado?
Siempre tuve muy claro lo que esta casa necesitaba. Obviamente esto era importante tanto para el briefing como para el arquitect team. Y sí, efectivamente han cambiado algunas cosas a lo largo del camino.
Inicialmente estaba previsto y conceptualizado como una casa con 15 habitaciones. Es decir, contaba con una planta más. Pero la cercanía con el Jardin Majorelle y unos vecinos poderosos nos hicieron cambiar el proyecto. También teníamos previsto una azotea verde con una infinity pool con vistas al jardín. Pero de nuevo, un vecino (con contactos) nos obligó a dejar la azotea completamente vacía.
De todos modos, tengo que decir que estoy contento por cómo ha quedado todo. Maison Brummell es maravillosa tal como está, y hay suficiente espacio para todos.
Otro aspecto que no es fácil de lograr y que tú has conseguido es contar con un buen equipo que esté alineado con tus valores y filosofía, y que además de ser encantadores ofrezcan un gran servicio. ¿Cuál es el secreto?
¡Muchas gracias! Me alegro que me digas esto porque sin equipo soy «Don Nadie».
Una cosa fue la construcción, donde el equipo tuvo sus fallos, y otra cosa ha sido montar un buen team para gestionar la casa. Gente con idiomas, muy profesionales, simpáticos, buenas personas y que además disfrutan en su trabajo.
“Me encanta poder aportar algo a esta ciudad y por eso empleo a gente local.”
Quiero cuidar el staff que he elegido y por eso les cubro el coste de la escuela de idiomas para que aprenden inglés.
Asimismo, sé que este proyecto todavía es todo un reto y que queda mucho camino… pero estoy muy contento por como está yendo todo ahora.
El hotel también cuenta con muchas obras de arte, tanto en las zonas comunes como en las habitaciones. ¿Colaboras con alguna galería de arte? ¿Qué artistas forman parte de Maison Majorelle?
El arte siempre es súper importante para mí. Decidir qué artista y qué cuadro o escultura formarían parte de la decoración del hotel fueron 100% responsabilidad mía. He dedicado mucho tiempo a ello. Mucho más de lo que uno se puede imaginar, ya que sé que es un elemento esencial que aporta el toque y la personalidad que quería que tuviese la casa.
“Adoro trabajar con artistas que conozco personalmente y que me inspiran no solo por el arte que crean.”
En la recepción tengo colgado un gran cuadro en tonos blancos hecho con tela plegada del rey de las alfombras Soufiane Zarib. En esta misma zona cuelga del techo una pieza voluminosa y asimétrica hecha de latón alto pulido creado por la arquitecta Bergendy Cooke, la misma que ha creado con este mismo material un aplique (Majorelle lamp), que a su vez es una obra de arte.
En los estantes de los pasillos hay piezas de los carpinteros barceloneses: Another Again, y del artista Manolo Menéndez (Unvolumen). En las zonas comunes de la planta baja se encuentran fotografías originales de la fotógrafa Maite Carames, y en las habitaciones hay piezas textiles de la artista belga afincada en Marrakech Laurence (LRNCE) y del artista sueco Per Henrik Adolfsson.
Yo también me he atrevido a ser creativo. Y como necesitaba descargar mis frustraciones debido a los problemas con las obras del edificio, he creado tres cuadros de arte abstracto utilizando materiales y pintura muy vinculados con esas obras.
En este proyecto has trabajado con los chicos de Santa Living. ¿Qué puedes contarnos de esta colaboración tan especial?
Me contactaron hace casi dos años via DM en Instagram. Vi su perfil y enseguida les propuse conocernos. Mi primer encuentro con los fundadores César y Josep fue en mi heladería favorita de Barcelona y enseguida congeniamos.
“Trabajar con Santa Living ha sido una de mis mejores colaboraciones.”
No sólo porque la calidad de sus productos es de primera, sino por la colaboración en sí. La diversión se mezcló con el trabajo y todos juntos trabajamos en pro de un mismo objetivo. La verdad es que funcionó a la perfección. Me encantan todos los cubrecamas y cojines de Santa Living, ya que le dan un toque muy especial a Maison Brummell Majorelle. Además, César y Josep son brillantes en lo que al Marketing se refiere y están muy bien conectados con la prensa.
Y por último, ¿cuál es tu Top5 de lugares favoritos en Marrakech?
Para comer al mediodía recomiendo Plus 61 en Gueliz. Los platos salados están buenísimos, pero la Pannacotta casera para terminar ¡es un escándalo!
Otro buen plan es pasar una tarde en Les Bains de Marrakech para Hammam y Massage y luego relajarse en sus piscinas.
También recomiendo comerse un helado en el Pavillion en el jardín inmenso de La Mamounia o pasear por el Cactus Thieman, ya que me encantan los cactus.
Al atardecer es genial tomarse un zumo de aguacate con naranja y dátiles en la terraza del Atay Café, mientras contempláis las maravillosas vistas a las montañas del Atlas desde su azotea.
¡Ah! Otra cosa que me gusta mucho es el life show en el Jad Mahal a partir de las 23:30 h. Ups! Ya llevo 6… jajaja que difícil es elegir…
(*) Fotos: Ely Sánchez y Cecilia Camacho.
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