Aethos Ericeira: un hotel de ensueño en la costa portuguesa

En más de una ocasión os hemos recomendado proyectos conceptualizados y diseñados por el estudio de interiorismo y arquitectura Astet, formado por Ala ZreigatÓscar Engroba. Y esta vez repetimos, porque son los artífices del hotel Aethos Ericeira, un alojamiento de lujo bellísimo, ubicado en un acantilado con vistas al Océano, y donde disfrutar de la naturaleza y conectar con lo que de verdad importa.

Dirección: Rua da estalagem Encarnação 2640-255, Ericeira (Portugal)

El hotel Aethos Ericeira se encuentra en Ericeira, la meca del surf, a 50 min. en coche desde Lisboa y a 1,5 km de la playa Praia da Calada. Es decir, en la atractiva Costa de Plata portuguesa, que es un litoral de unos 240 km de playas, pequeñas ciudades pesqueras y puertos. Una ubicación imbatible para este hospedaje que reinventa el lujo para los surfistas que persiguen olas, para los entusiastas del slowlife y para cualquiera que ame los espacios de diseño sofisticado y los emplazamientos con encanto.

Los alojamientos Aethos son un fiel reflejo de los diferentes parajes en los que se ubican. Sus propietarios no son hoteleros al uso y lo que buscan es crear hoteles-destino cuya idiosincrasia sea única.

Un lujoso refugio de diseño cosmopolita y casual para disfrutar de una experiencia integral

Como os indicábamos, el Aethos Ericeira es un hotel-destino, al que acudir para disfrutar de una experiencia memorable. Y no hace falta que nos movamos del mismo para poder vivirla. Una gran ventaja, si lo que andáis buscando son momentos de desconexión de la rutina y del ritmo frenético de la ciudad así como dedicaros al dolce far niente, mientras le sacáis el máximo partido a los diferentes servicios que el hotel pone a vuestra disposición.

Aethos Ericeira destaca por su diseño, por estar centrado en el bienestar, por sus vistas inigualables del Océano Atlántico y de algunas de las playas más hermosas de Europa.

La propiedad cuenta con 50 habitaciones y suites, una pasarela de madera a lo largo del borde del acantilado, una plataforma de meditación y yoga, un gimnasio, una piscina climatizada de agua salada, un spa con hammam, una tienda de surf que muta por la noche, una sala de estar que funciona como biblioteca y espacio de coworking, además del restaurante Onda

Todos estos espacios tienen paredes revestidas con estuco, suelos en caliza y/o pavimentos sintéticos reciclados, que son versátiles y están vinculados entre sí.

En lo que respecta a las habitaciones, han sido decoradas con muebles de roble hechos a medida por Astet Studio, y que rezuman el mismo lujo delicado y nada ostentoso que el resto de espacios, pero en una versión atenuada para fomentar una experiencia más privada, relajante e íntima.

Desde la mayoría de ellas se puede disfrutar de increíbles vistas al Océano.

Los distintos espacios del hotel han sido configurados para ofrecer un enfoque holístico en pro del bienestar físico y mental.

Diseño integrado con la naturaleza, el Océano y la personalidad de esta zona portuguesa

Sus impresionantes vistas del Océano Atlántico y el entorno natural fueron el punto de partida a la hora de conceptualizar esta antigua propiedad agrícola. Por ello, el galardonado estudio de diseño Astet, con sede en Barcelona, hizo un estudio en profundidad tanto de las texturas como de la diversidad del paisaje que rodea a Aethos Ericeira, y también de las distintas tonalidades siempre cambiantes de la arena en combinación con el intenso azul del océano, el cielo y los colores terrosos del acantilado. De ahí que la paleta de colores resultante se haya basado en tonos neutros que van del blanco al beige, pasando por una gama en cremas y arena muy rica, que a su vez se yuxtapone con detalles en verde y azul, inspirados en el ecosistema que rodea al hotel.

“Quisimos darle un giro más sofisticado tanto a los materiales, como a los interiores y a la arquitectura típicamente portuguesa.”

El resultado es un hotel que ha sabido capturar el espíritu auténtico del entorno local y la sofisticación casual de la marca Aethos, además de trasladar un sentimiento de pertenencia a los huéspedes. Todo esto puede sentirse mientras nos encontramos en cualquiera de sus interiores, donde destacan los materiales nobles como la madera natural, el cuero, la piedra, el mármol y los textiles como las alfombras afelpadas, que además aportan calidez en los meses más fríos. Aethos Ericeira también se distingue por la ausencia de florituras decorativas, por los detalles bien elaborados y por su colección de muebles escultóricos y objetos decorativos que mezclan elementos modernistas y vernáculos.

El bienestar: piedra angular de la marca Aethos

El bienestar es una parte integral de la marca Aethos, y de ahí que el hotel cuente con todo lo necesario para seguir apostando por esta filosofía: desde un gimnasio con entrenadores profesionales, clases de yoga con instructores de primer nivel, una plataforma de meditación con vistas al Atlántico, una piscina de agua salada y un spa exclusivo donde realizan tratamientos con productos orgánicos de la marca sueca Under the Skin.

Asimismo, y con el objetivo de que le saquemos el máximo partido a su localización, ponen a nuestro alcance Fat bikes eléctricas y buggies de playa para que podamos descubrir los hermosos alrededores de la propiedad, las ciclovías y las playas cercanas.

Y si lo vuestro es el surf, estáis de enhorabuena. Tanto si tenéis todo el equipo como si queréis alquilarlo para recibir vuestras primeras clases.

Restaurante Onda: mens sana in corpore sano

Como no podría ser de otra manera, la experiencia se complementa con el restaurante Onda («ola» en portugués). Un hotspot cuyas amplias vistas al Océano compiten con sus riquísimo platos preparados por el chef Afonso Blazquez y su equipo.

El menú está especializado en cocina mediterránea y se adapta a vegetarianos, veganos e intolerantes a la lactosa.

“La carta de Onda combina pescados y mariscos frescos de los barcos de pesca del puerto de Peniche con muchas verduras de temporada.

Y entre sus delicias despuntan deliciosos platos como el tagliolini casero con almejas y queso parmesano o su famoso Sándwich Aethos con pulled pork, en pan de brioche casero, manzana verde, rábano picante, pepinillos y patatas fritas. Son todos bastante abundantes y se pueden compartir.

El restaurante también cuenta con una terraza-comedor semicubierta y protegida del viento para poder comer o cenar al aire libre casi todo el año. Y yodas las mañanas sirven un desayuno a la carta, continental y vegetariano muy completo, que está buenísimo.

Descubriendo Ericeira y alrededores

Si lo que os apetece, además de sacarle el máximo partido al hotel, es conocer Ericeira, así como otros pueblos de la zona, estas son algunas de nuestras recomendaciones.

Ericeira: Este animado y pintoresco pueblo costero está lleno de casitas encaladas en blanco y azul con calles empedradas con comercios varios, cafeterías, restaurantes y bares. Como os podéis imaginar, está lleno de surfistas, ya que se trata de una Reserva Mundial del Surf. Por eso, muchos de los negocios están orientados a este público.

Os recomendamos mucho visitarlo, perderos por sus calles y comer allí, ya que su oferta gastronómica es muy interesante. Balagan Ericeira nos chifló.

Y si vais en verano… podéis disfrutar de sus playas: la Praia dos Pescadores, la Praia do Norte, la Praia do Sebastião, o la Praia do Sul. Estas en concreto suelen ofrecer olas bastante moderadas, y aunque la temperatura del agua no es como en el Mediterráno… son perfectas para darse un baño.

Sintra: Es una villa portuguesa cercana a Lisboa y al hotel, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1995. Entre otras cosas, destaca por su arquitectura, por sus calles estrechas y un poco empinadas, por sus tiendas de artesanía, sus dulces típicos, por el impresionante y bucólico Palácio da Pena situado en la cima de una colina y por la Quinta da Regaleira, que es un imponente palacio de estilo manuelino con grandes balcones y enormes torres. Lo que más llama la atención de este lugar es la Torre Invertida, una galería subterránea de nueve pisos de profundidad en espiral, los cuales representan los nueve infiernos de Dante en La Divina Comedia.

(*) Fotos Ely Sánchez y Cecilia Camacho.


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