
Entrevista al artista Armando Mesías
Armando Mesías es un artista colombiano afincado en Madrid al que admiramos desde hace ya un tiempo.
Mesías es polifacético, curioso, inquieto y un buscador de experiencias, y se siente cómodo en lo inesperado, un mindset que traslada a sus obras abstractas, dotándolas de un magnetismo y una belleza desbordantes.
Hace unos días le entrevistamos y esto fue lo que nos contó. Pasen y lean.
¿Qué querías ser de mayor cuando eras pequeño?
No recuerdo tener un deseo muy específico, pero entre todas las posibilidades la de ser artista no era algo que tuviese en mente.
Lo curioso es que, aquello que hacía con tanto gusto desde que tengo memoria, no lo vi como una alternativa de vida hasta mucho después.
¿Cómo recuerdas tus primeros compases como diseñador industrial, artista y director artístico en Cali, Colombia?
Muy emocionante. Gracias a esa etapa empecé a plantearme que lo que fuera a hacer con mi vida podría tener que ver con lo que me gustaba y me definía como persona. Ya fuera la música o las artes visuales en general.
De hecho, fue por medio de la música y de trabajar con artistas que empecé a decantarme por lo que terminaría siendo mi carrera personal.
“Empecé haciendo dirección creativa de proyectos para otros, hasta que poco a poco fui incorporando cada vez más de mí mismo.”
Iniciaste tu carrera con un estilo muy realista y figurativo, pero después decidiste explorar la abstracción y te interesaste por los elementos ornamentales. ¿Qué puedes contarnos de esta evolución?
Era un interés que tenía desde siempre a nivel técnico. Siempre fui autodidacta, hasta mi paso por la Academia de Arte de Barcelona. Allí me formé en la tradición clásica de dibujo y pintura, con un método muy riguroso y exigente.
“Con los años fui ganando cada vez más control y precisión en la técnica, y esto me fue dando más confianza para desarrollar el lenguaje de la abstracción.”
Eventualmente una cosa superó a la otra.
Asimismo, y debido a tu perfil polifacético, también has llevado a cabo diferentes colaboraciones para la industria del cine, la moda y la música, realizando proyectos de identidad gráfica e ilustrativa. ¿Cuáles han sido los que más te han nutrido? Y ¿actualmente sigues propiciando este tipo de proyectos?
Actualmente y desde hace ya unos años que estoy enfocado en mi obra personal. Durante mis años más formativos tuve la oportunidad de trabajar en varios proyectos en colaboración, lo que me dio la oportunidad de tener diferentes perspectivas sobre procesos creativos. Creo que hay algo de cada uno en la manera en la que trabajo.
Tu trabajo reflexiona sobre el desapego y las relaciones humanas así como el paso del tiempo y la memoria. Además, tu proceso de trabajo se basa en una constante transformación, donde el desgaste y la decadencia espontáneos son tan importantes como el gesto y el control intencionales. ¿Qué puedes contarnos al respecto?
Para retomar la idea sobre el control en la figuración; fue por medio de la abstracción, y sobre todo de los efectos del entorno en la materia, que empecé a entablar un diálogo con la obra y con el estudio. Hay mucho de esa influencia impredecible que intento aprovechar y balancear con el gesto y la gráfica, que hacen parte de lo premeditado, y dan voz a la razón.
“Esa pulsión entre opuestos es lo que me motiva al trabajar. Sentir que estoy siempre asomado al abismo, que no sé con precisión qué camino va a tomar cada obra.”
¿Sigues algún proceso creativo concreto a la hora de enfrentarte a un nuevo proyecto?
Por lo general, los proyectos empiezan fuera del estudio.
Trato de cambiar de contexto durante un tiempo y que de esa incomodidad surja alguna curiosidad.
“Cuando la rutina se desploma hay un sentido de estar presente y consciente que casi siempre detona en idea.”
Después de experimentar un poco y darle vueltas, vuelvo al estudio para desarrollarla por medio de una serie completa.
El color también es un elemento a destacar en tu obra, ya que lo empleas de una manera muy particular, realizando fuertes contrastes debido al cromatismo y la desaturación, algo que nos resulta interesantísimo. ¿Qué técnica/s utilizas en tus obras de arte y cuál ha sido el proceso hasta llegar a crear de esta manera? ¿ha sido algo buscado o más bien orgánico?
Creo que siempre hay algo de planeado y algo intuitivo en todo lo que hacemos. Yo intento tener más de lo segundo que de lo primero. Soy consciente que por mi recorrido y formación, la forma suele anteceder el fondo, por decirlo de alguna manera. Y siento que ese enfoque en la estética tiene también un punto profundo.
“La percepción es siempre la ruta a la emocionalidad y la conexión en el arte.”
Todo esto para decir que para considerar una obra como «resuelta» (no «terminada») tiene que haber algún juego visual que me resulte interesante, o disonante, o simplemente placentero.
Los elementos de color o de textura o grafismos son para mí puntos de anclaje, una especie de primer paso para adentrarme en la obra que sale de todo ese mar de texturas y formas menos contenidas.
En cuanto a técnicas estoy constantemente en la búsqueda de nuevos medios. Los materiales en pintura tienden a buscar un carácter de estabilidad, perdurabilidad y fidelidad. A mí me interesa todo lo opuesto. Trabajo con materiales tradicionales de alta gama, pero busco también los más baratos, y los menos tradicionales.
“Me interesan los materiales que no se comportan cómo deberían, y terminan volviéndose otra cosa.”
También has realizado y participado en múltiples exposiciones tanto en Europa, Latinoamérica como Estados Unidos. Y de hecho, recientemente, llevaste a cabo tu segunda exposición individual en Los Ángeles en Galerie Ground bajo el nombre «No Garden Looks The Same Twice». ¿Cómo surgió tu interés por la historia de las flores en el arte? Y ¿qué valor crees que tienen las flores para representar la belleza, la inocencia y la naturaleza cíclica de la vida?
El tema floral creo que tenía que llegar en algún momento. Tiene que ver con la belleza en lo efímero, y ese punto tan universal de la dulzura que viene de ser conscientes de nuestra mortalidad. Esta idea era algo que me atraía por su sencillez, y que he intentado explorar con el contrapunto que sugiere esa definición tan clásica de belleza, con la naturaleza más áspera y cáustica de las telas en mi obra.
“Todos los materiales que usé, incluídas telas y marcos, fueron recuperados de antiguos depósitos en el centro de Los Ángeles, Madrid y Cali.”
¿Cuáles han sido y son tus principales maestros y fuentes de inspiración?
He sentido el llamado de la inspiración en muchas partes a lo largo de mi vida: los cómics y animaciones que veía cuando era niño, el punk que escuchaba en mi adolescencia o las películas de ciencia ficción.
“Pocas de mis referencias vienen directamente del mundo del arte.”
¿Qué opinas sobre la inteligencia artificial aplicada en el arte? ¿has probado a trabajar con ella?
“Me parece que en este punto la inteligencia artificial es una buena herramienta para probar ideas, pero no para volverse un fin en sí misma.”
Para que funcione tiene que haber una intuición o una intención detrás, que debe venir en cualquier caso de una persona, o artista en este caso.
¿En qué estás trabajando en estos momentos? ¿qué puedes avanzarnos?
Estoy a punto de empezar una residencia en Tokio este verano. He estado a la expectativa de todo lo que puede traer esta experiencia a la mesa y dejar que de ahí surja todo lo que sea posible para un siguiente proyecto.
¿Qué es para ti la felicidad?
Es poder vivir de lo que hago y lo que me hace ser yo, y poder disfrutar ese proceso. No saber exactamente con qué me voy a encontrar cada vez que entro al estudio.
“Esa ausencia de predictibilidad es mi gran fuente de felicidad.”
Asimismo, durante mucho tiempo levantarme todos los días para ir a trabajar a mi estudio era mi gran sueño. A esto se ha incorporado una parte fundamental, que es poder compartirlo con mi hija, Cecilia, y mi esposa, Natalia. Hacerlas parte de mi proceso, y sentir las muchas maneras en la que lo informan y transforman sigue siendo mi gran sueño cumplido.
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