La mente errante y la felicidad

En el mundo en el que vivimos la velocidad se impone y muchas veces tenemos la sensación de estar jugando al «juego de la silla», en el que si no te das prisa, pierdes. La acción y el movimiento tienen premio, pero la reflexión, la meditación y ser conscientes del momento presente cuesta horrores. Y es que aunque de un tiempo a esta parte términos como «Mindfulness» ya forman parte de nuestra cultura, seguimos a la carrera por conseguir logros, status y bienes, relegando la plena consciencia a ciertos momentos del día o ni eso. Sin embargo, todo este autoengaño no nos conduce a la felicidad sino a un eterno estado de insatisfacción crónica, donde a medida que vamos consiguiendo cosas, seguimos sintiéndonos frustrados por todo aquello que todavía queda por conseguir, y así hasta el infinito…

“¿Cuántas veces nos hemos encontrado haciendo una cosa y pensando en otra?”

Por este motivo, y si darnos cuenta, estamos propiciando una mente errante, denominada coloquialmente «piloto automático», que divaga constantemente y salta de un pensamiento a otro, sin estar completamente enfocada en la tarea o la situación presente. Dicho de otra manera: es el acto de estar en mil cosas a la vez, pero sin prestarle atención a la que en realidad estamos viviendo o deberíamos estar viviendo. Y aunque al estar habituados a ello pueda parecer un comportamiento inofensivo, lo cierto es que puede afectar negativamente a nuestra productividad, creatividad y bienestar emocional. Y esto es algo que no nos hemos sacado de la manga, sino que psicólogos, coaches y diferentes estudios sobre neurociencia advierten desde hace mucho tiempo. Aún así, y a pesar de las advertencias, seguimos en esta inercia que parece imposible de controlar…

“Investigaciones recientes han demostrado que la mente errante es más común de lo que se pensaba anteriormente.”

Según un artículo de Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard, que publicaron en la revista «Science» A wandering mind is an unhappy mind». Killingsworth, M. and Gilbert, T Vol 330, 932, 2010), esta capacidad de divagación se debe a que nuestro cerebro funciona así por defecto. Y aunque puede resultar útil cuando nos toca hacer cosas tediosas, desconcentrarnos en todo momento y vivir constantemente pivotando de un pensamiento a otro y sin estar presente en la realidad, genera infelicidad, frustración, y además afecta a nuestro rendimiento.

“Una mente errante está más veces atascada en pensamientos negativos y rumiaciones, y eso activa la ansiedad y estados depresivos.”

Sin embargo, y a pesar de que hay que ser conscientes de todo lo que implica estar en este estado, también es cierto que la mente errante puede ser un signo de creatividad y pensamiento divergente.

“La mente errante puede aumentar la creatividad y la capacidad para resolver problemas, especialmente cuando se trata de tareas que requieren ‘think out of the box’.”

Asimismo, y aunque tiene alguna que otra ventaja, lo cierto es que la balanza se inclina más por el lado de las situaciones negativas y dolorosas. Por ello, y según los expertos, lo mejor que podemos hacer es manejarla mediante la meditación.

“La meditación nos permite centrarnos en el presente y nada más, y es un buen entrenamiento para romper inercias y reconducir nuestra mente.”

Este tipo de prácticas (Mindfulness incluido) reducen la frecuencia de la mente errante, ya que nos anclan en el aquí y en el ahora, y también nos ayudan a ser más conscientes de nuestros pensamientos y emociones. Que quede claro que meditar no se trata de poner la mente en blanco ni nada por el estilo, sino que consiste básicamente en parar y en practicar la atención plena. Es decir, consciencia y más consciencia, abolir el juicio y observar nuestros pensamientos como si se tratasen de nubes sobrevolando nuestra cabeza, por poner un ejemplo visual que pueda ayudaros.

“Cuando menos nos invaden estos pensamientos rumiantes es cuando practicamos sexo, deporte o estamos entablando una conversación con alguien.”

Está demostrado que cuando nos ceñimos a lo que estamos haciendo en cada momento, somos más felices, en lugar de estar «secuestrados» mentalmente por los anhelos. Vivir ansiando o evaluando lo próximo o echando de menos el pasado o revisitándolo constantemente son focos de infelicidad.

“Los seres humanos pasamos la mayoría de nuestro tiempo, contemplando eventos que pasaron en el pasado o anticipando hechos que pueden ocurrir en el futuro e incluso que no ocurrirán nunca.”

Estos mismos expertos han asegurado que esta actitud ha servido a la humanidad para evolucionar, ya que gracias a la misma podemos aprender, razonar y planificar. Sin embargo, se ha demostrado también que el coste emocional es demasiado alto. Y esto fue lo que Killingsworth y Gilbert descubrieron. Lo hicieron a través de una aplicación web para iphone, que evaluó a más de 15.000 personas de más de 80 países. El grupo de estudio fue muy variado, con edades desde los 18 hasta los 80 años, con niveles de educación y de ingresos muy diversos y con situaciones familiares muy diferentes. Con esta app descubrieron el número de veces que la mente de las personas divagaba, sobre qué temas lo hacía y cómo este hecho constante afectaba a su felicidad.

Los resultados fueron muy reveladores. Resulta que las personas que divagaban frecuentemente, independientemente de la actividad que se esté realizando (excepto haciendo el amor), fueron el 46.9%. Además, también se demostró que las personas más felices eran las que estaban enfocadas en lo que estaban haciendo, y que lo que estaban pensando, tanto si era agradable como todo lo contrario, era más importante que la actividad que estaban realizando. Food for thought.

“La capacidad de pensar en lo que no está sucediendo es un logro cognitivo que tiene un coste emocional.” Matthew Killingsworth

Justo esta frase de Killingsworth fue la conclusión de este estudio. Una mente divergente es una mente infeliz. Por este motivo, y si os sentís identificados con este estado, por suerte tenemos herramientas como las que os indicábamos anteriormente para «adiestrar» a nuestros cerebros a permanecer el mayor tiempo posible en el momento presente.

“La meditación Mindfulness es la consciencia que emerge al prestar atención a propósito, en el momento presente, y sin juzgar a la experiencia, momento a momento.” Jon Kabat-Zinn


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