
El triángulo de la tristeza: una sátira divertida y feroz sobre el sistema de clases
Ruben Östlund, director de la fabulosa «The Square«, vuelve a la carga con una nueva película: «El triángulo de la tristeza», premiada con la Palma de Oro en Cannes; ganadora en los European Film Awards a la Mejor Película, Mejor Actor (Zlatko Buric) y Mejor Director y Guionista; nominada a tres premios BAFTA: Mejor Actriz de Reparto (Dolly De Leon), Mejor Guión Original y Mejor Casting; elegida como una de las 10 mejores películas extranjeras del año por parte de la Asociación de Críticos de Hollywood; nominada a Mejor Película Musical o Comedia en los Globos de Oro, donde Dolly De Leon recibió también la nominación a Mejor Actriz de Reparto; y para más inri, también ha sido nominada a los Oscar 2023 a Mejor Película, Mejor Dirección y Mejor Guión Original. Lo cierto es que todos estos reconocimientos se suman al éxito que está cosechando este film, que en España se estrenará este viernes 17 de febrero de la mano de Avalon y Elástica.
Sinopsis
«El triángulo de la tristeza», cuyo título hace referencia a las arrugas que se forman en el entrecejo y que muchos tratan con bótox, es una sátira ambientada en el mundo de la moda y los millonarios. Esta comedia negra está protagonizada por Harris Dickinson, Charlbi Dean – quien desgraciadamente falleció el año pasado -, Dolly De Leon, Zlatko Buric y Woody Harrelson. Todos ellos tienen actuaciones ejemplares, aunque nos quedamos con las conversaciones delirantes entre Buric y Harrelson, el capitán marxista del barco, mientras el yate se tambalea por culpa del mal temporal y el resto de tripulantes vomitan sin cesar a causa de algún bocado de la cena que estaba en mal estado… Unas secuencias loquísimas muy al estilo de los Hermanos Marx.
En lo que respecta a la trama, ésta se centra en las vidas de los pasajeros de un crucero de lujo, que en un momento dado se hunde y un grupo de ellos acaba en una isla desierta… Esta circunstancia extrema les igualará en todos los sentidos, ya que en la lucha por la supervivencia las jerarquías desaparecerán y quienes parecían irrelevantes obtendrán el valor que siempre debieron tener…
“Como en todas mis películas, mi punto de partida es observar el comportamiento humano.”
El dedo en la llaga…
La primera película en inglés que dirige el director sueco, el tercero en la historia en lograr la Palma de Oro con sus dos últimas películas, al igual que Haneke y Bille August, vuelve a indagar en temas escabrosos para incomodar y reírse de la frivolidad de las clases más pudientes.
Para ello, ha creado una serie de personajes esperpénticos, ridículos, superficiales y carentes de moral, que sirven como cebos para diseccionar a los ricos, pero a su vez a la sociedad en general. Porque aunque no lo parezca, en «El triángulo de la tristeza» nadie se salva de la misantropía.
Una sátira dividida en tres actos que es una oda a lo absurdo
La película está dividida en tres actos, que son correlativos aunque muy diferentes, y cuenta con un final abierto con moraleja. Todos ellos abordan asuntos muy interesantes como la masculinidad, los roles de género, el clasismo y las desigualdades entre privilegiados y desfavorecidos, el despilfarro de recursos, la sociedad de la felicidad, el culto obsesivo por la imagen o el rol de los influencers, entre otros. Temas vitales que generan controversia y que están a la orden del día.
“El triángulo de la tristeza critica y escenifica la importancia de todas esas personas anónimas que son esenciales para el funcionamiento de la vida.”
De ahí que tal y como hiciese en «The Square», Ruben Östlund haya querido mostrarse muy crítico con ciertas actitudes absurdas generadas por los más acomodados, mientras siguen nadando en la abundancia, y los que tienen menos recursos son casi deshumanizados e impedidos de aspirar a una posición mejor, aunque resulten ser muy relevantes para el funcionamiento de la sociedad tal y como la conocemos.
Por ello, «El triángulo de la tristeza» se burla de esto y nos muestra como a pesar de todo el dinero del mundo y por muy elevada que sea la clase social a la que podamos pertenecer, en una situación de supervivencia… «un Rolex» no nos va a salvar la vida…
En definitiva, lo que está clarísimo es que «El triángulo de la tristeza» no os dejará indiferente. A veces se pasa de histriónica y escatológica, y puede que el metraje de la tercera parte se haya alargado en exceso, pero nos ha gustado y su conjunto nos ha convencido. Sobre todo porque provoca que nos cuestionemos el mundo en el que vivimos, así como lo demenciales que resultan ciertas posiciones y actitudes en las que algunas personas están instaladas… Food for thought.
Lo mejor: los muchísimos diálogos brillantes como los que pertenecen a la escena del restaurante de la Parte 1, en la que una pareja debate sobre quién paga la cuenta.
Lo peor: cuando se alargan las escenas más grotescas y escatológicas.
Consultar cartelera.
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