
Oslo: lo que no puedes perderte de la capital de Noruega
En primavera estuve en Oslo, la capital y la ciudad más poblada de Noruega.
Como ya sabéis, soy una amante del asfalto y las ciudades son mi debilidad. Así que en esta ocasión voy a recomendaros qué ver y qué hacer en esta preciosa urbe nórdica. ¡Allá voy!
- Museos
Si os sacáis el Oslo Pass podréis acceder a los principales museos y moveros por la ciudad con transporte público. Vale realmente la pena. Mis favoritos son el Munch Museet; la National Gallery, donde podréis ver la obra de Munch y el archifamoso cuadro de «El Grito»; y The Nobel Peace Centre.
- Puntos turísticos
Recorrer Karl Johans Gate, la arteria principal de la ciudad del fiordo, que es peatonal y de poco más de un kilómetro. Une la estación con el Palacio Real, ubicado en una pequeña colina. Mientras deambuláis por ella os toparéis con la Catedral; el Parlamento; el Grand Hotel, donde cada año se aloja el galardonado con el Nobel de la Paz y en cuya cafetería Henrik Ibsen solía tomarse un café por las mañanas; y el Teatro Nacional.
Ir al Frognerparken, más conocido como parque Vigeland y que es famoso por reunir al aire libre más de 200 esculturas del escultor Gustav Vigeland. La mejor manera de llegar es con el autobús 20 o el tranvía 12.
Un paseo alrededor del río Akerselva: Si vais en verano es mejor, ya que en invierno suele estar helado y hace mucho frío, pero en cualquier caso nunca pierde su encanto. ¡No os olvidéis la cámara!
Por supuesto, no os podéis olvidar de la Ópera, que es el edificio más grande de Noruega. La Operahuset es la sede de la Ópera y el Ballet noruego. El edificio es increíble y lo firma el estudio de arquitectos noruegos Snøhetta. Este edificio-escultura es impresionante de por sí, y además te permite acceder a su tejado, desde el cual podréis disfrutar de unas vistas del fiordo increíbles. Os advierto que tanto en invierno como en verano hay valientes que se tiran al río desde las inmediaciones de la Ópera para darse un chapuzón. ¿Os animáis?
Aunque Grünerlokka es el barrio que ha robado mi corazón… vale la pena que vayáis a Aker Brygge, repleto también de tiendas, cafés y pubs. Un lugar ideal para probar la comida autóctona a base de clásicos como el bacalao ahumado o la carne de reno.
Y no podéis iros sin comer en Louise, que es toda una institución en Oslo. Y es que además de ser un restaurante, es un museo en sí mismo. Sus paredes están revestidas con mil y un objetos relacionados con el mar, y sus especialidades son la sopa de pescado, con gambas, salmón, bacalao y mejillones. ¡Exquisita!
- Grünerlokka, el barrio más cool
Durante décadas fue distrito industrial, de ahí que esté alejado del centro, pero desde hace unos años se ha convertido en el barrio de moda de la ciudad, y el lugar al que acudir los fines de semana para el brunch, por sus mercadillos y por todo el ambiente que surge de sus calles, a pesar del frío.
Como podréis comprobar, todos sus antiguos edificios han sido rehabilitados, pero conservando sus preciosas fachadas de antaño, a pesar de que en su interior predomine el diseño nórdico tan característico.
Un de sus calles más famosas es Thorvald Meyers Gate, ya que cuenta con tiendas chulísimas ubicadas en edificios del siglo XIX, como Lush&Dive, Spøk og Spenning y Ark para los amantes de la papelería; y bares y restaurantes como el Bass, para tomar cócteles, el Bistro Brocante para disfrutar de excelente comida francesa o Nord para derretirte gracias a sus ricos dulces.
Otros de mis sitios favoritos de la zona son: Mathallen, una nave industrial que ha sido rehabilitada para usos gastronómicos. Es decir, aquí podréis comer comidas del mundo: desde pasta y pizza, pasando por sushi y acabando en tapas españolas. Un must!; Illegal Burger, cuyas hamburguesas están de miedo o Munchies, el mejor lugar para comer hamburguesas según los lugareños; el concurrido Café Parkteatret, ideal para tomarse algo o picar algo a cualquier hora; el café Tim Wendelboe ¡mi favorito!; el The Nighthawk Diner, cuya estética recuerda a lasantiguas cafeterías americanas de los años 50; o el Fru Hagen, un restaurante lleno de espejos donde se come genial: el Chillout en la calle Marvekein, donde venden mapas y objetos muy curiosos; en Frank Walton están las mejores gafas de la ciudad; en Mitt Lille Hjem encontrareis sopa de estilo nórdico, entre otras cosas; y en Kandaka joyas. Ah! Si andáis buscando una barbería… Pelspels es vuestro sitio! El sitio me encanta, aunque solo ofrezcan servicios para hombres; en Qomo podréis hacer grandes compras, aunque los precios son un poco caritos; en Kraken Haus podréis compraros una bici de aire vintage, así como accesorios de todo tipo para customizarl. Y en Kamai podréis disfrutar de ricos baos y sushi.
Pero si lo vuestro es la moda vintage… estas tiendas os van a encantar. ¡Tomad nota! Diana Salonger (Markveien, 56), Fretex Unika (Olaf Ryes plass, 3) que es la mayor cadena del país de segunda mano, que vende ropa, complementos y algún que otro mueble; Robot (Markveien, 53), Marita Butikken (Markveien, 67), Fransk Bazar (Grüners gate, 5) o Futura (Olaf Ryes plass, 1). Si pasáis el fin de semana en Oslo, no os olvidéis de ir al mercado Birkelunden, ¡donde encontraréis verdaderas joyas vintage!.
Y para acabar la jornada foodie y de shopping por la zona, nada más recomendable que hacer una parada en DOGA, el Centro Noruego de Diseño y Arquitectura, ubicado en una antigua estación, y que ahora hace las veces de galería de arte y sala de conferencias. ¡Muy interesante!
¿Qué os aparecido? ¿Os animáis a descubrir la ciudad? ¡Noruega no para!
(*) Foto portada de Tobias Bjørkli en Pexels.
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