
El Techo Amarillo: el documental de Isabel Coixet sobre los abusos sexuales en el Aula de Teatre de Lleida
Ayer se estrenó en cines «El Techo Amarillo», el nuevo documental de Isabel Coixet sobre el caso de los abusos sexuales en el Aula de Teatre de Lleida.
Una historia terrible en la que más de veinte alumnas, algunas de ellas menores de edad, denunciaron en 2018 a dos profesores, uno de ellos Antonio Gómez, que además era director del centro, por abusos sexuales continuados entre los años 2001 y 2008.
A pesar de la crudeza de los hechos, la denuncia llegó tarde, cuando el caso ya estaba prescrito. Y es que como sucede en muchas circunstancias de este tipo, el miedo y la vergüenza que sentían les impidieron actuar antes, así como la dificultad para digerir una situación tan dura.
“Este documental ha logrado que el caso se haya abierto y que por fin pueda haber justicia.”
Isabel Coixet, una de las cineastas más comprometidas con las cuestiones sociales
«El Techo Amarillo» está co-guionizado entre Isabel Coixet y Laura Ferrero, con la producción de Miss Wasabi Films, y ha sido posible gracias al increíble trabajo que realizaron los periodistas Núria Juanico Llumà y Albert Llimós. Ellos fueron quienes destaparon el caso y publicaron la noticia sobre este suceso en el Diari Ara en mayo de 2020, en pleno confinamiento, tras muchísima investigación.
Aquel artículo periodístico impactó muchísimo a Isabel Coixet, quien decidió contactar con ellos y saber más del asunto.
Un documental revelador
Algo realmente destacable del documental es la sensibilidad con Coixet aborda este tema así como la ausencia de sensacionalismo, logrando que «El Techo Amarillo» no solamente sea un documental de denuncia social contra los abusos sexuales de un profesor a sus alumnas, sino un instrumento revelador para que quienes los sufren a partir de ahora sepan detectarlo y, sobre todo, sean capaces de denunciarlo.
Reabrir heridas
Aunque haya pasado cierto tiempo, los traumas de esta índole que tienen lugar en la infancia, preadolescencia o adolescencia tienen un calado enorme en las víctimas y no es nada fácil superarlo. De ahí que haber reabierto estas heridas ha sido muy duro para todas ellas, tanto para las que han dado la cara como para las que han preferido estar en la sombra.
Por ello, y como indicábamos al inicio, la forma y el tono de Coixet a la hora de reconstruir esta historia dramática tan compasivo, empático y extremadamente sensible ha sido de gran ayuda. Algo que sus protagonistas han elogiado, ya que se sintieron muy cómodas en todo momento.
Yo sí te creo
Como podréis comprobar cuando lo veáis, es imposible no empatizar con estas nueve víctimas que exponen sus testimonios de dolor y frustración por haber sufrido ese tipo de abusos por parte de una persona a la que tanto ellas como su entorno admiraban y respetaban. Todas ellas hablan a cámara y comparten sus recuerdos, sus experiencias, sus sentimientos de culpabilidad, su impotencia y su desconsuelo, y es inevitable no quebrarse al imaginar por todo lo que han pasado.
Por ello, tras su visitando en el Festival de San Sebastián hubo una larga ovación y gritos de «Yo sí te creo» a la que nos unimos sin dudarlo. Además, recibió la Mención Especial del Jurado Dunia Ayaso (mención que se otorga por primera vez en la historia del galardón) y el premio RTVE Otra Mirada. También ha sido preseleccionado para el Premio Feroz Arrebato de No Ficción, y nominado a los Premios Goya y a los Premios Gaudí a mejor documental.
Retrato de un depredador
Otro elemento muy importante del documental es visualizar como es un depredador para que de alguna manera este filme sirva de ayuda para detectar e identificar las conductas de este tipo de agresores sexuales.
“El abuso también se puede hacer desde la seducción.”
Y tal y como nos cuentan todos, Antonio Gómez encaja perfectamente con el estereotipo: es un tipo carismático, un manipulador nato, inteligente y sabedor de su poder frente a su grupo de adolescentes y a su corte de admiradores, dentro y fuera del Aula de Teatre. De ahí que no dudase en hacer uso del mismo para someter a sus víctimas mediante la seducción, el chantaje, la superioridad moral y la culpabilidad.
“Su popularidad entre los alumnos le servía de anzuelo para abusar de los actores amateurs menores de edad.”
Y como un «buen agresor de libro» también fue capaz de inocularles ese mensaje de culpa para que ninguna de ellas lo acusase o pidiese auxilio, ya que cuando esa opción empezaba a ser viable, se las ingeniaba para que el solo hecho de verbalizarlo supusiese para ellas un error mayor. Así fue como logró tenerlas silenciadas años y años, mientras él seguía cometiendo terribles abusos con muchísimas mujeres a la vez, y sin ningún tipo de responsabilidad o sentimiento de culpa.
“Este documental expone el comportamiento de un acosador, para que el público pueda identificarlo y lo denuncie cuanto antes, evitando que prescriba.”
Testimonios directos y abundante material de archivo
Además de sus testimonios, el documental, dividido en nueve capítulos, muestra muchísimo material de archivo como grabaciones de viajes que organizaban con el Aula de Teatre, actividades con el grupo durante el fin de semana, es decir, fuera de las horas lectivas, entrevistas en la televisión al mismísimo Antonio Gómez, fragmentos de algunas de las obras que representaban y momentos más actuales en los que aparecen todas ellas juntas y muy unidas.
No fue fácil reunirlo, pero la verdad es que a través del mismo se entienden muy bien las diferentes historias truncadas por un mismo maltratador.
El techo amarillo
El documental. que toma por título el recuerdo de una de las víctimas sobre el color del techo del cuarto en el cual ocurrieron los abusos cuando era tan solo una niña, subraya esa vergüenza que sentían ellas a pesar de ser abusadas. Un sentimiento que no debería pertenecerles a ellas sino a sus acosadores y a los encubridores de este tipo de actos repugnantes, que estigmatizan y atentan contra la integridad y la salud de las inocentes víctimas.
Una conversación con Isabel Coixet y las chicas
En la premiere en Madrid pudimos hablar tanto con sus protagonistas como con Isabel Coixet.
/Conversación con las protagonistas:
¿Cómo surgió la idea de participar en este documental?
Los periodistas Núria Juanico Llumà y Albert Llimós, que fueron quienes publicaron el artículo sobre el caso, contactaron con nosotros y nos pusieron en contacto con Isabel. Hicimos un zoom, ya que esto fue en pleno confinamiento y la verdad es que conectamos inmediatamente. No teníamos pensado hacer nada, pero lo que nos propuso Isabel nos pareció bien. Queríamos ayudar a otras víctimas.
“Nosotras denunciamos sabiendo que el caso estaba prescrito. Denunciamos por los demás para que esto no volviese a ocurrir.”
Uno de las aspectos fundamentales que se repiten en los casos de abusos es el silencio por parte de las víctimas. Y vosotras, desgraciadamente y tal y como se ve en el documental, pasasteis por ello y os ha costado años poder hablar de todo aquello…
Sí, la verdad es que estuvimos en silencio principalmente para proteger la escuela que nosotros venerábamos. Éramos muy ingenuas y pensábamos que si hablábamos se iba a liar parda. Sin embargo, cuando lo hicimos esa creencia se desvaneció. Aunque también tenemos que reconocer que la reacción de la escuela no ha sido la que nosotras esperábamos. Cuando denunciamos, a pesar de que esa denuncia fue anónima, ya que la hicimos a través de Dones a Escena, la respuesta no fue positiva.
¿Qué tal ha reaccionado la escuela ahora? ¿cuál es su posición?
Ha habido un cambio de dirección a petición nuestra y a modo de reparación. Pero durante todo este tiempo la escuela no hizo nada, convirtiéndose en cómplices con su silencio. Nosotras hemos sido quienes hemos tenido que empujar para que se produjese el cambio. Y cuando hicieron el concurso público para el cambio de dirección, k¡lo que pasó es que quienes se presentaron fueron los mismos. Así que están las mismas personas pero en otras posiciones. La dirección la está asumiendo una chica que está cogiendo las riendas de todo y a quien le agradecemos mucho la actitud que está tomando, sobre todo al asumir la responsabilidad que le tocaba a la escuela.
Tras estos incidentes ¿han creado un protocolo y han llevado a cabo formaciones para evitar que algo tan terrible se repita?
Sí. Han creado un buzón anónimo para las víctimas, entre otras cosas. ¿El protocolo? Criticable, porque cuando el personal no está formado en abusos, al menos no todos ellos, ya que eligieron libremente acudir o no a esas formaciones, es muy cuestionable que funcione realmente.
¿Tenéis algún tipo de implicación con la escuela?
No. Hemos sido borradas. De hecho, Isabel intentó buscar cosas sobre nosotras, pero no han podido encontrar nada nuestro.
¿Y Rubén? Era el «Sancho Panza» de Antonio. ¿Sabéis algo de él? ¿va a ser llamado a declarar también?
Este chico tiene un negocio que es un centro de terapias alternativas y algo relacionado con los ángeles en Reus. Sí, Rubén también fue denunciado.
¿Cómo han vivido esto vuestros padres?
Ha sido duro, porque ellos pensaban que nos estaban dejando en buenas manos, adoraban a Antonio, ya que él se encargaba de camelar a las familias y venderles la moto para que creyeran que formar parte de aquello que él había creado significaba formar parte de la élite. Por ello, nosotras pedimos a la escuela una disculpa para nuestra familias, pero tristemente todavía no se ha producido.
En el documental aparece una manifestación cuyo lema es «Esto no este teatro», haciendo alusión a que este señor lo que hacía se alejaba muchísimo de lo que significa hacer teatro, ¿verdad?
Sí. Es que con la excusa del teatro, lo que hacía este señor era aprovecharse y someternos a situaciones que no tienen nada que ver con lo que significa esta pasión. Él se aprovechó y como bien decíamos, lo que él hacía era de todo menos teatro.
¿Seguís teniendo relación con Dones a Escena?
Sí, ellas nos acompañaron siempre. Fueron increíbles.
¿Creéis que la Cultura de la violación va acabar?
¡Ojalá! No se trata solo de que víctimas hablen con víctimas, sino de que las personas de alrededor también se involucren, identifiquen lo que está sucediendo y no giren la cara porque no les está pasando a ellos. Es fundamental que no creen otro silencio sino que se hable de ello y que los que tengan que tener miedo, pues que lo tengan.
/Conversación con Isabel Coixet:
¿Qué fue lo que hizo que quisieses hacer un documental sobre esta historia?
Cuando leí el artículo que hicieron Núria Juanico Llumà y Albert Llimós me impactó. Estaba muy bien hecho y se notaba que tenía años de investigación. Todas las declaraciones que figuraban me conmovieron, pero sobre todo la de Cristina cuando explicaba lo del techo amarillo… Así que quise conocerles, y después quise conocerlas a ellas. Aunque no sabía muy bien qué quería hacer, cuando las conocí pensé que toda la ficción que yo pudiera crear o recrear no le iba a hacer justicia a lo que yo sentía viéndolas y escuchándolas. Y así fue como empezamos.
Un tema que has logrado reflejar muy bien es cómo se instala ese silencio en las víctimas de abusos, ya sean sexuales como en este caso o de otro tipo. Creemos que es vital para que la gente entienda porqué sucede esto. Sobre todo porque desde fuera se ve muy fácil el hecho de hablar y denunciar, pero cuando uno está sometido a ese dolor, ocurre justo lo contrario.
Muchas gracias. Sí, es algo que he vivido y sé de lo que se trata. Sobre todo el sentimiento de vergüenza. Todo el mundo en algún momento ha sufrido algún tipo de abusos, y lamentablemente las mujeres más. De hecho, este caso no se hubiese dado con una profesora.
Has tenido que escuchar comentarios del tipo: ¿y por qué han denunciado tan tarde? o ¿y por qué no pasan página?
Sí. Hay que tener claro que la gente pasa página cuando puede. A mí lo que me gustaría es que la gente dejase de dar consejos y de presuponer cómo debe ser una víctima. Y es verdad que a mí lo que me molesta de ciertos documentales es la explotación de la lágrima. Por ejemplo, el otro día leí una cosa terrible en relación a una chica que habían violado. Resulta que el juez no la creyó porque no había llorado contándolo y no parecía afectada. Muy fuerte. En lugar de remitirse a los hechos, a los testigos, al material grabado por las cámaras, el juez se quedó con que la víctima que lo estaba denunciando no estaba llorando, y por eso decidió no creerla. Tremendo… Por este motivo, en el caso de las chicas del documental, a mí lo que me sublevó más fue el hecho de que mucha gente no las creyera. Y esa impotencia al ver tal injusticia fue lo que me motivó a hacer el documental.
El planteamiento del documental es muy cuidadoso.
Siempre quise que lo contaran a su manera. A mí nunca me ha interesado alimentar el morbo ni ahondar en detalles escabrosos. Los silencios son muchas veces más elocuentes. Y para mí, el trabajo de un documentalista es transmitir unas voces de la manera más limpia posible. Por eso, tampoco me gusta hacer recreaciones ficcionadas.
El caso se ha abierto. ¿En qué punto está?
Está ocurriendo. Este señor estuvo 20 años allí, y ahora hay una oportunidad real de que haya justicia. Los testimonios de hechos no prescritos están en Fiscalía y el Ayuntamiento de Lleida se ha presentado como acusación. Esto es algo inaudito. Es la primera institución que les pide disculpas oficiales, a diferencia del Aula de Teatre. Y es terrible, porque una disculpa es lo mínimo. Y no solo no ha ocurrido sino que las han borrado de la escuela, y resulta como si ellas no hubiesen estado allí, a pesar de que algunas empezaron a ir a los 4 años. Es muy triste.
Sin más, lo que tenemos claro es que este documental debería verlo todo el mundo y sobre todo debería proyectarse en colegios, para que tanto profesores como la gente joven tome conciencia sobre qué es el abuso de poder, y a su vez ayude a abrir el camino al cambio.
Consultar cartelera.
Deja un comentario