¡Bienvenidos al Norte… de Noruega!

Hace un par de semanas fui a descubrir la zona más al norte Noruega. Una maravilla suprema que jamás pensé que me iba a gustar tanto… Principalmente porque yo soy una rata de ciudad y no suelo realizar viajes de aventura prácticamente nunca. Sin embargo, en cuanto se me presentó la oportunidad… ¡no lo dudé ni un instante!.

Os cuento con detalle…

Aunque prácticamente todo el viaje estuve en Noruega Ártica, pude visitar Oslo. Una ciudad muy fácil de recorrer y llena de encanto. Por ello, y a pesar de que dedicaré un post a hablar únicamente sobre esta ciudad, os adelanto que tenéis que perderos por Grünerlokka, el barrio hipster, ir a la Ópera de Oslo y, por supuesto, enfrentaros a «El Grito» de Munch, que está en la Galería Nacional de Noruega, porque es absolutamente conmovedor…

Tras dejar Oslo fuimos en avión a Kautokeino, un pueblo de la provincia de Finnmark, que colinda al sur con Finlandia, y que se trata de la capital cultural del pueblo Sami, junto con Karasjok. Sus instituciones culturales y la cría de renos representan las principales actividades del municipio. Todavía recuerdo las vistas desde el aire viendo todo nevado… ¡ayyy!

En Kautokeino conocimos de cerca la cultura Sami, y compartimos con ellos toda su historia y su modus vivendi. Fue alucinante indagar en sus orígenes, en su forma de vida, en su amor por la naturaleza y en su lucha activa por independizarse de Noruega. Pasamos una tarde deliciosa con ellos tomando su rico café, escuchándoles cantar Yoik, que es el nombre del tipo de canto utilizado por el pueblo Sami, y yendo en trineo con renos. Una experiencia muy enriquecedora y muy recomendable, que organiza Sokki Adventure.

Ese mismo día estuvimos en Juhl’s Silvergallery y hablamos con Regine Juhl’s, su fundadora. Una mujer fascinante que nos contó como surgió la idea de montar esta famosísima joyería de plata junto a su marido. El lugar es único y sus creaciones son preciosas y muy exclusivas. Vale la pena acercarse. Desde allí hay una vistas fantásticas del pueblo.  Me acabo de acordar, que este día también fue memorable porque divisamos desde nuestra furgoneta una manada de renos en una meseta vasta y nevada. ¡Muy emocionante!

Al día siguiente nos acercamos a Karaskoj, donde se encuentra el Parlamento Sami. Un edificio precioso que además alberga una biblioteca en su interior. Y ese mismo día nos calzamos unas raquetas de nieve y recorrimos parajes absolutamente impresionantes, donde el silencio y la nieve fueron nuestros mejores compañeros de viaje. Es increíble caminar sobre lagos helados, rodeados de nieve y naturaleza y que para más inri empiece a nevar… La sensación es indescriptible… Todo ello hasta llegar a un lago helado, donde practicamos pesca sobre hielo y comimos en medio de la nada, resguardados con pieles y disfrutando de bananas «artic style», que básicamente consiste en abrir el plátano, pero dejándole la piel, añadirle onzas de chocolate y ponerlo en las brasas para que se cocine… ¡Está exquisito! Los momentos durante esta actividad fueron únicos.

Por supuesto, y como no puede ser de otra manera en Noruega, fuimos a la sauna e incluso nos dimos un baño al aire libre rodeados de nieve. Y es que aunque no las tenía todas conmigo, porque tenía que salir a la intemperie a menos no sé cuantos grados hasta poder acceder al jacuzzi… finalmente mi curiosidad me convenció y… ¡me encantó! jejeje

Al día siguiente fuimos en avión a Alta, que es la mayor población en la provincia más septentrional de Noruega. Una zona con un clima sorprendentemente suave, y donde se encuentra la Catedral de la Aurora Boreal. Aquí me comí la mejor carrot cake de mi vida.

Este día la actividad consistió en disfrutar de un bucólico paseo por el medio del bosque con Fat Bikes. ¡Una pasada! Son unas bicis con unas ruedas más gorditas para que se adhieran mejor a la nieve. ¡Súper recomendable! Además, si te caes, como me ocurrió a mi unas cuantas veces, no pasa nada porque te espera una cama de nieve muy gustosa jajajaja Esa misma noche nos sirvieron un bacalao riquísimo, que todavía recuerdo y… (redoble de tambores) ¡nos fuimos a la caza y captura de Auroras Boreales – curiosamente en Noruega Ártica es donde se ven más auroras boreales que en ninguna otra parte del mundo – ¡El sueño de mi vida! Nos acompañó una experta y… ¡las vimos! ¡yuhuuu! No eran intensidad 10, ya que ya no era temporada, pero lo que importa es que pudimos captar su majestuosidad y su belleza absoluta. ¡Una verdadera Epifanía!

Por si esto parecía poco deporte… ¡las snowbikes de Glød Explorer nos estaban esperando al día siguiente! Y aquí sí que ¡me cagué! No estaba dispuesta, porque jamás he llevado una moto y porque a pesar de no haber tenido ni una mala ni buena experiencia previa… estaba muerta de miedo. Como veréis por la foto, ¡las motos de nieve son enormes! y me daban mucho respecto. Sin embargo, finalmente me convencieron y logré romper el prejuicio y la inseguridad que tenía por no verme capaz de hacerlo. ¡Así que feliz de haber superado un reto!

Asimismo, y después de este happy ending, poco más podía pedirle al viaje… a pesar de todavía quedaba algún otro momento mágico. Uno de ellos fue visitar el Sorrisniva Igloo Hotel, también conocido como el Hotel de Hielo. Un lugar alucinante cuyo interior cuenta con un largo pasillo que conduce al bar, a la capilla y a cada una de las treinta y tantas habitaciones, todo construido y tallado en hielo e iluminado de forma fabulosa. Pero supongo que os preguntaréis… ¿pero cómo se duerme en un Hotel de Hielo? Pues… aunque todas las habitaciones estén construidas con hielo, las camas tienen pieles de reno y están equipadas con unos confortables sacos de dormir. Por otra parte el Sorrisniva Igloo Hotel cuenta con un gran edificio de madera anexo que alberga los baños, un restaurante y una super sauna. Una experiencia difícil de repetir, en unas condiciones y en un entorno único, y que está al alcance de muy pocos bolsillos. Aunque no os alojéis, merece mucho la pena la visita y deambular por sus habitaciones heladas.

Y otro… fue ver la Catedral de la Aurora Boreal o también conocida como la Catedral de las Luces del Norte, que se trata de un diseño de Schmidt Hammer Lassen Architects consecuencia de la naturaleza que lo rodea y la cultura local, y que simboliza el extraordinario fenómeno natural de las luces árticas del norte. ¡Una pasada!

Sin más, os recomiendo muchísimo que vayáis a descubrir esta parte del mundo. Noruega Ártica es única en su especie. Por ello, y aunque os iré dando tips para que os animéis a ir, si tenéis dudas o necesitáis info más extensa, porque ya habéis decidido ir, no dudéis en enviarme un mail a través del formulario de contacto.

(*) Foto portada de Radu Andrei Razvan en Pexels.


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