El sábado pasado fui a ver la nueva peli de la factoría Pixar y ¡me chifló!.

Inside Out es una auténtica maravilla. Y no solo por la calidad del film en términos gráficos y técnicos sino por el brillante argumento ideado por Pete Docter – responsable de Up y Monstruos, S.A., además de los guiones de Toy Story y Wall·E –, quien se inspiró en su propia hija Ellie para conceptualizarla. Un viaje alucinante por los mecanismos de nuestra mente, con el que absolutamente todos podemos empatizar, a pesar de que sean unos personajes animados quienes narren la historia y adopten la personalidad de los diferentes «ingredientes» que cohabitan en nuestro coco: las emociones, la alegría, la tristeza, la ira, el asco…

Ya os adelanto que esta película te cala sobremanera y consigue ponerte los pelos de punta, además de divertirte, emocionarte y mantenerte ojiplático durante la hora y media que dura. Y lo mejor es que cuando acaba… aunque quieres que eso no suceda, te sientes feliz.

Otra de sus grandezas es que no hay ninguna otra peli que explique de una manera tan intuitiva, divertida, inteligente y «sencilla» los entresijos que suceden en el interior de nuestro cerebro. Y resulta tan excitante comprender lo que nos sucede a través de esos muñequitos de colores, que solo tengo palabras de agradecimiento para el equipo que está detrás de esta obra maestra. Te das cuenta de que «todos somos iguales», ya que independientemente de que nos sintamos identificados o no con las reacciones de la niña protagonista, y más allá de haber vivido exactamente sus mismas circunstancias, los sentimientos y sensaciones que se muestran son universales en el ser humano.

Sin más, y sin querer desvelar momentos concretos de la peli, solo puedo concluir este post diciendo que Inside Out es todo un tratado de inteligencia emocional y un ilustrativo ejemplo del subconsciente, que seguro que el mismísimo Daniel Goleman e incluso Descartes (sí, sí, el de «pienso, luego existo») o Freud aplaudirían y suscribirían.

No os la podéis perder.